Cómo subir tus niveles de productividad
O cómo lograr lo que te propongas sin comprometer tu salud física y mental.
¿Cómo ser más productivo? Es simple, dirán:
Dividí la tarea a realizar en pasos más pequeños, eliminá las distracciones del sitio de trabajo, usá ondas isocrónicas, meditá, utilizá técnicas de estudio y mayor eficiencia como la técnica "pomodoro", tomá café, no procrastines…
¿Simple? Pero, ¿qué hay sobre posponer?
Cualquiera puede identificarse con la siguiente situación:
Tenés todo preparado, el libro abierto y una hoja nueva en Word. Pero no empezás, como si hubiera una barrera que te lo impide. Al punto que llega a generarte una molestia física.
Pero abrís Netflix, Facebook o Instagram y esa molestia desaparece.
Eso es exactamente lo que NO querés hacer. Como cualquier hábito, mientras más se lleva a cabo, más fácil es repetirlo después.
Este artículo no se trata sobre forzarte a ser productivo, eso nunca funciona a largo plazo. Más bien es sobre cómo dar vuelta la situación y aprender a entrar en un bucle de productividad.
5 claves para entrar en un bucle de productividad
Ser consciente de la distracción
Puede sonar básico, pero de la misma manera que se explica en "Azúcar e hidratos de carbono: ¿Cómo superar la adicción?", el simple hecho de ser consciente y curioso de ese evento (en ese caso era el deseo de azúcar, en este la distracción) permite pasar de algo como "Dios, necesito un cigarrillo" a "Estoy cansado e irritable, internet anda lento así que probablemente un cigarrillo me ayudaría con esa irritabilidad". Mientras más lo entiendo, menos me controla.
Es cuestión de analizar lo que pasa por tu cabeza en el momento en que te estás distrayendo. Suele ser fácil encontrar lo que causó la distracción (algo que me dijeron y no me puedo sacar de la cabeza, algo que me irritó, etc.). No siempre alcanza, pero a veces comprender las razones me permite decir "esa es una razón extremadamente estúpida para distraerme" y evitarlo. Cuando no alcanza, entran en juego los demás puntos que vas a leer más abajo.
- Uní un hábito bueno a un hábito malo
En neurociencia existen dos maneras de crear hábitos positivos nuevos:
- Cambiar de ambiente.
- Unir un hábito nuevo a uno preexistente.
Como no te vas a mudar cada vez que quieras generar un hábito nuevo, usar la segunda opción es más factible.
Podés unir algo como hacer 2 flexiones, a algo que ya sucede frecuentemente durante el día como ir al baño o entrar a Twitter. En este ejemplo, el número no tiene que ver con la fatiga muscular, sino con las chances de que realmente incorpores ese hábito.
Este concepto es útil para cualquier hábito, y más adelante vas a ver por qué recomiendo que sea ejercicio y qué relación tiene con la fuerza de voluntad.
- Si el hábito es hacer ejercicio, mejor
¿Por qué? No se trata de un "castigo" por distraerte, nada de eso. Hacer ejercicio provee a tu cerebro de un "extra shot" de energía para volver al trabajo.
Esto se basa en estudios que muestran cómo:
Un par de flexiones no te van a regenerar las neuronas que quemaste con Vodka durante tu adolescencia, pero van a aumentar el flujo sanguíneo y la oxigenación en el cerebro, aumentando su rendimiento.
Aumentar el rendimiento significa aumentar la fuerza de voluntad lo suficiente como para elegir seguir trabajando en vez de mirar fotos de los almuerzos de otras personas en Instagram.
Eventualmente, tu deseo de distraerte va a ser menor que tu deseo de no tener que hacer flexiones. Por supuesto que no espero que siempre hagas esto, pero incluso cuando todo esto no alcance, igual vas a estar reforzando el hábito de ser consciente de que te estás distrayendo.
- Tomate un recreo y que tu subconsciente trabaje por vos
Quizás estás haciendo un trabajo que solo requiere fuerza de voluntad y no perder el tiempo. En ese caso, el ejercicio va a ser suficiente, ¿pero qué pasa si tu trabajo requiere creatividad o ingenio y buenas ideas?
Acá es donde una ducha entra en juego.
Seguramente algunas de las mejores ideas que se te ocurrieron en la vida fueron en la ducha. El calor de la ducha (salvo que tomes duchas heladas, en cuyo caso te felicito) libera dopamina, que favorece la creatividad. La ducha no es la única opción, cualquier cosa cómoda, lenta, en la que tu mente no esté enfocada en nada en particular y que sea relativamente aislada cumplirá esta función (Einstein supuestamente tuvo una de sus mejores ideas remando por sí solo en un lago).
Existen dos tipos de atención, la consciente y la subconsciente. En la atención consciente, estás activamente tratando de resolver algo, pensando con patrones que te son familiares y usás seguido (razón por la cual te solés equivocar siempre en lo mismo). En cambio, en la atención subconsciente estás relajado, ahorrás energía y tu mente trabaja en resolver una situación utilizando patrones de pensamiento infrecuentes.
A esta altura, ya te diste cuenta de que te conviene trabajar "conectado" a tu subconsciente. Veamos cómo hacerlo.
- El estado óptimo
El estado óptimo sucede cuando estás completamente absorbido en la tarea que estás realizando, tanto a nivel físico como mental, sea cual fuere. Probablemente hayas experimentado alguna vez hacer algo desafiante que te encanta y solo te diste cuenta de que pasaron 4 horas porque realmente tenías que ir al baño; ese es el estado del que hablo
¿Cómo alcanzamos este estado de manera consciente?
- El primer paso es atravesar la fase en la que realmente nos cuesta mantenernos enfocados en una tarea compleja.
- La segunda fase es "liberar" a nuestra mente del problema. Esto significa básicamente pasar de un procesamiento consciente (con poca memoria RAM y energéticamente ineficiente) a uno subconsciente. Esto se logra no pensando en nada específico (como en el ejemplo de la ducha).
- La tercera fase es al retornar al trabajo y trabajar de manera más eficiente (gracias al procesamiento subconsciente hecho antes). De más está decir que mientras más hagamos el paso 1 y 2 mejor nos irá en esta tercera fase.
- Por último, alcanzamos un estado de recuperación.
Es importante tener en cuenta que durante el trabajo eficiente se producen sustancias que lo facilitan: noradrenalina, dopamina, serotonina, anandamida y endorfinas. Estas sustancias nos van a permitir sentirnos extremadamente bien mientras estemos en ese estado. Por lo cual, alcanzar ese estado de productividad es una recompensa en sí misma.
Lamentablemente, todo lo que sube tiene que bajar y en la última etapa es donde nos recuperamos y preparamos para entrar en el ciclo nuevamente. Atravesar la primera fase nuevamente quizás te cueste, así que… ¿qué te parece hacer un par de flexiones para ayudar a esa fuerza de voluntad?
Reforzando el bucle
Lo más importante de este proceso es que, como todo hábito, mientras más lo realizás, más fácil es realizarlo (mientras más consciente sos, más fácil es ser consciente).
Cada vez que anclás ejercicio a la distracción, se fortalece como hábito.
Por supuesto que alcanzar el nivel de productividad más alto que tu cerebro puede sostener no es algo que suceda de la noche a la mañana.
Relajarte y salir de ese estado es necesario, pero según los especialistas, una de las peores cosas que podemos hacer para distraernos es usar redes sociales (paradójicamente la mayoría llegará a este artículo a través de redes sociales) o mirar televisión, ya que cambian el patrón de ondas cerebrales de alfa a beta. Sé razonable, si te tomaste un recreo, no te pongas a hacer algo que te haga más difícil seguir trabajando después del recreo.
Las redes sociales, Internet, la televisión y los videojuegos están diseñados en base a la neurociencia. Información nueva para engancharte está a la orden del día junto a sistemas de recompensa para mantenerte jugando o conectado (y lo digo sabiendo que las horas que perdí con todo eso probablemente lleguen a los 5 dígitos...).
Ser consciente de todo esto hace que me pregunte: ¿de cuántas ideas creativas nos privamos por estar constantemente estimulados por Internet y nuestros celulares?