Flora intestinal: cómo influye en tu peso (y en mucho más)
Microorganismos que importan tanto si querés bajar de peso como cuidar tu salud mental.
Un niño previamente sano, de 11 años, desarrolló fiebre y problemas gastrointestinales de un momento al otro. Al día siguiente, su fiebre empeoró. Luego de tres días internado, aparecieron en todo su cuerpo pequeñas manchas violetas y comenzó con encefalitis.
Los doctores rápidamente reconocieron la enfermedad: fiebre de las montañas rocosas, una enfermedad causada por la bacteria Rickettsia. El niño, cubierto en sudor, gritaba incoherencias en una habitación oscura, ya que sufría de fotofobia y las únicas palabras que se podían comprender eran insultos. Inició tratamiento antibiótico y en tan solo cinco días fue dado de alta en perfecto estado.
Según un libro publicado por la Universidad de Cambridge llamado “El Diagnóstico de la Psicosis”, varias infecciones bacterianas (como la fiebre Q, enfermedades por Rickettsia y la enfermedad del legionario), entre otras, pueden causar síntomas similares a la psicosis.
Te estarás preguntando qué relación tiene esta historia con bajar de peso.
Simple: Ninguna.
PERO ilustra el poder que tienen los microorganismos que existen en tu cuerpo para modificar tu conducta. De eso se trata este artículo.
La importancia de la flora bacteriana
La flora bacteriana normal es un tópico cada vez más relevante, demostrando que no todas las bacterias son perjudiciales.
Existen alrededor de 1000 tipos de bacterias pertenecientes a la flora normal del cuerpo humano y su importancia es cada vez más evidente a medida que surgen nuevos descubrimientos.
Es difícil de imaginar cómo los microorganismos en nuestro intestino modifican nuestra función cerebral, pero esta relación se vuelve evidente cuando se elimina por completo la flora.
Estudios en ratones de laboratorio que viven en esterilidad muestran que estos ratones tienen una personalidad diferente a los ratones que tienen una flora intestinal normal. Los ratones sin flora son más propensos a correr riesgos y explorar el ambiente.
Quizás sos un joven emprendedor o emprendedora y considerás que es bueno correr riesgos, pero el riesgo que estos ratones corrían era equivalente a explorar un campo abierto sin noción de su entorno y sin protección. Esto significa una muerte segura para un ratón, presa fácil para cualquier depredador.
A esta alteración se le sumaban problemas relacionados con la memoria a corto plazo, dejando en evidencia que los ratones olvidaban objetos con los que habían tenido contacto tan solo 20 minutos atrás. (Si te interesa conocer más sobre este tema, te invito a leer el libro "The Good Gut" de Erica Sonnenburg.)
Esta diferencia se debe a que los ratones sin flora intestinal tenían valores más bajos de neurotrofina, una hormona que estimula el desarrollo de nuevas neuronas. La ausencia o disminución de neurotrofina está asociada con síntomas como depresión y otras alteraciones del estado de ánimo. Si te interesa aumentar tu cantidad de neurotrofina, lo cual siempre es positivo, te invito a que hagas ejercicio por la mañana temprano.
Dado que poner a un humano en un ambiente estéril sería extremadamente grave, estos experimentos no se reprodujeron en humanos, pero quizás hayas escuchado de casos de trasplante de materia fecal. Sí, es tal como te lo imaginás: tomar materia fecal de alguien, un donante, y colocarlo en el recto del paciente receptor. ¿Por qué alguien haría algo así? Es común como tratamiento para cuadros de diarrea grave, como algunos casos de Clostridium Difficile.
Quizás la historia más representativa para el tema que nos interpela ahora es la de una mujer en buena forma física que, luego de unos meses de recibir flora de su hija (obesa) por un cuadro de diarrea, comenzó a engordar, sin poder perder peso y sin haber modificado su dieta o su rutina de ejercicio.
Casualmente, el trasplante de materia fecal de ratones con bajo peso a ratones con sobrepeso causó el efecto opuesto: que los ratones obesos perdieran peso. La buena noticia es que esto funciona también en humanos y es solo uno de los tantos beneficios de mejorar tu flora. Y sí, podés empezar sin pensar en transplantes.
Flora intestinal y salud Mental
Es evidente que un cambio de flora implica un cambio de tipo de cuerpo y un cambio metabólico, pero... ¿qué hay de la personalidad?
Se realizaron trasplantes de flora en ratones con diferentes patrones de personalidad: ratones corredores de riesgo y extrovertidos, por un lado, y opuestos por el otro. El resultado fue muy claro, ya que la flora influyó de forma significativa en los niveles de ansiedad y el comportamiento de los ratones. (Esto explicaría el porqué de ciertos deseos alimenticios y cambios de ánimo al cambiar de flora, si bien no han sido constatados aún científicamente.)
Existen muchos efectos bioquímicos que se originan en los intestinos y pueden afectar al sistema nervioso. Se ha llegado a identificar incluso qué bacterias producen neurotransmisores:
- Un 90% de nuestra serotonina es producida gracias a tu flora intestinal (Escherichia, Enterococcus, Streptococcus y Candida).
- El neurotransmisor GABA, que tiene efectos inhibidores cruciales para la relajación y disminución de la ansiedad, es producido por Lactobacillus y Bifidobacterium (flora común de tu intestino, presentes en la mayoría de los probióticos).
- E.Coli y Saccharomyces producen noradrenalina, mientras que varios otros tipos de Bacillus producen Dopamina.
Sí, esas mismas bacterias que fuera de balance producen infecciones son parte crucial de tu salud psíquica. Básicamente, en nuestro intestino tenemos una pequeña fábrica de sustancias capaces de afectar nuestro sistema nervioso.
Es probable que haber leído esto te haya hecho reflexionar sobre cómo las enfermedades mentales pueden tener tanta relación con disrupciones de la flora intestinal y digestivas en general (como una dieta baja en fibras y rica en hidratos de carbono refinados).
El poder transformador de la flora intestinal
Los antibióticos salvan vidas, como en el relato del niño que leíste al principio, pero recordá que también eliminan a tu flora intestinal normal.
Recordá compensar esto con probióticos si llegas a tener que tomar antibióticos (de otra manera sería como envenenar a tu gato junto con las cucarachas que estás tratando de erradicar de tu casa).
Si le inyectan Ácido Propiónico (un producto de la fermentación de la bacteria Clostridium) a una rata, se obtiene la siguiente secuencia: Inflamación neuronal, aumento de la oxidación y agotamiento de Glutatión. Esto se traduce en movimientos anormales, intereses repetitivos, déficit cognitivo y dificultad para la interacción social, síntomas similares a los del espectro autista.
Adiviná quienes tienen altos niveles de ácido propiónico y Clostridium en su materia fecal: pacientes con desórdenes del espectro autista. Esta información no es concluyente y saltar a tomar conclusiones en medicina nunca ayuda, pero la idea del autismo como resultado de alteraciones intestinales reúne cada vez más información validante.
Se realizaron 3600 estudios sobre la flora intestinal entre 2010 y 2015 a nivel mundial. A esta altura, decir que la flora intestinal es importante es subestimar su importancia.
Supongo que Hipócrates sabía de lo que hablaba cuando dijo:
“Que el alimento sea tu medicina”.
Para conocer más sobre flora intestinal, aprender a apreciar su importancia y cuidarla, te invito a ver estos videos en mi canal de YouTube: