Así cambian tu cerebro los alucinógenos
Explora cómo los alucinógenos transforman el cerebro, potencian la neuroplasticidad y ofrecen potencial terapéutico.
Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos utilizado sustancias alucinógenas como la ayahuasca y los hongos para alterar nuestro estado de conciencia. Pero, ¿qué sucede realmente en nuestro cerebro cuando consumimos estas sustancias? Hoy quiero compartir con vos cómo funcionan los alucinógenos, con qué fines se usan y, por supuesto, quiénes no deberían usarlos.
La ciencia detrás de los alucinógenos
La gran mayoría de las sustancias alucinógenas utilizadas tradicionalmente cumplen su efecto gracias a moléculas de la familia de las triptaminas. Entre ellas, el DMT (dimetiltriptamina) es una de las más conocidas. Esta molécula existe en plantas, animales e incluso en nosotros mismos, aunque en cantidades mucho menores.
El DMT se forma a partir del triptófano, el mismo aminoácido que utilizamos para producir serotonina en nuestro cuerpo. De hecho, la mayoría de los alucinógenos causan su efecto gracias a los receptores de serotonina en nuestro cerebro.
Ayahuasca: una puerta a otras dimensiones
La ayahuasca es un brebaje que se prepara tradicionalmente con dos plantas: Psychotria viridis, rica en DMT, y Banisteriopsis caapi, que contiene inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO). Estos inhibidores permiten que el DMT no sea destruido rápidamente por el cuerpo, prolongando sus efectos.
Al consumir ayahuasca, muchas personas relatan experiencias intensas: encuentros con entidades, viajes a dimensiones diferentes o incluso sensaciones cercanas a la muerte. Pero, ¿por qué suceden estas experiencias? La explicación se encuentra en cómo estas sustancias afectan nuestro cerebro.
Los efectos en el cerebro
Cuando usamos alucinógenos, experimentamos cambios en nuestro estado de conciencia que pueden agruparse en cinco categorías:
- Reducción de la vigilancia: Hay una disminución en nuestro nivel de alerta y una sedación general. Esto está ligado al efecto de la serotonina, que normalmente se asocia con el sueño y la melatonina.
- Alteraciones sensoriales: Se presentan alucinaciones visuales y auditivas. Podemos escuchar sonidos que no están ahí o ver imágenes con los ojos cerrados. Estas alucinaciones no dependen de estímulos externos, sino de la actividad eléctrica en nuestro cerebro.
- Disolución del ego: Se reduce la importancia de la propia identidad y se siente una conexión profunda con la naturaleza, otros seres humanos o el universo. Esta sensación de comunión puede ser muy intensa.
- Reestructuración: Se generan nuevas conexiones neuronales y se brinda un nuevo significado a lo que ya percibimos. Esto puede tener un efecto terapéutico, ayudando a cambiar conductas o reducir la intensidad de recuerdos perjudiciales.
- Inmensidad oceánica: Se experimenta una sensación de expansión, como si no hubiera fronteras entre uno mismo y el entorno. Es una percepción de ser parte de algo mucho más grande.
Estos efectos están ligados a cambios en el flujo sanguíneo de regiones frontales y límbicas del cerebro. Estudios en ratones han demostrado que el DMT estimula la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, fomentando la neuroplasticidad.
Beneficios potenciales y terapéuticos
La capacidad de generar nuevas conexiones neuronales es una de las razones por las cuales los alucinógenos han ganado interés en el campo terapéutico. Por ejemplo, en estudios se ha observado una mejoría en síntomas de depresión después del uso de DMT. Aunque muchos de estos estudios se han realizado con DMT administrado por vía intravenosa, también hay evidencia del uso de ayahuasca mostrando beneficios.
La neuroplasticidad inducida por estas sustancias permite cambiar patrones de pensamiento y conductas preestablecidas. Esto es especialmente relevante en el tratamiento de traumas, adicciones y trastornos del estado de ánimo.
Riesgos y precauciones
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de alucinógenos no está exento de riesgos. Algunos de los potenciales efectos adversos incluyen:
- Psicosis persistente: Aunque es extremadamente raro, puede ocurrir, especialmente en personas con problemas de salud mental preexistentes.
- Desorden de la percepción persistente: Se trata de la continuación de alucinaciones visuales o auditivas después de que los efectos de la sustancia han desaparecido.
- Síndrome serotoninérgico: Un exceso de serotonina puede ser peligroso. Esto es más probable si se combinan alucinógenos con ciertos medicamentos, como antidepresivos IMAO.
- Experiencias traumáticas: Un "mal viaje" puede dejar secuelas psicológicas. Esto puede suceder si se consume en un entorno no adecuado o sin la guía apropiada.
Si tenés antecedentes familiares de enfermedades mentales o estás tomando medicamentos que afecten la serotonina, deberías evitar el uso de estas sustancias. Además, siempre es recomendable contar con la presencia de un guía experimentado y sobrio durante la experiencia.
La psilocibina y los hongos alucinógenos
La psilocibina es otro compuesto psicoactivo que se encuentra en ciertos hongos alucinógenos comestibles. Estos se usaban históricamente en la medicina tradicional de Norteamérica. Al igual que el DMT, la psilocibina se forma a partir del triptófano y actúa en los receptores de serotonina.
Los efectos de la psilocibina comienzan entre 10 y 40 minutos después del consumo y pueden durar de 2 a 6 horas. Al igual que con el DMT, se experimentan alucinaciones visuales y auditivas, euforia y sensaciones de paz.
Microdosis: una tendencia en aumento
En los últimos años, ha ganado popularidad el uso de microdosis de psilocibina. Se trata de consumir cantidades muy pequeñas, entre 0.1 y 0.3 gramos de hongos secos, que no alteran significativamente el estado de conciencia pero podrían ofrecer beneficios como reducción del estrés y la ansiedad.
Sin embargo, la evidencia científica es limitada. Algunos estudios no han encontrado diferencias significativas entre el uso de microdosis y placebos en términos de mejora del estado de ánimo o capacidad cognitiva. Es importante abordar este tema con cautela y basarse en información confiable.
La creatividad y los alucinógenos
Se ha sugerido que los alucinógenos pueden aumentar la creatividad al flexibilizar las conexiones neuronales y permitir nuevas formas de pensamiento. Esto se relaciona con la coordinación de tres redes neuronales: la red de modo por defecto, la red de control frontoparietal y la red de saliencia.
Al alterar estas redes, los alucinógenos pueden hacer que nuestro cerebro sea más flexible, lo que podría ayudar a cambiar patrones de pensamiento rígidos. Esto es especialmente útil en trastornos obsesivos o conductas adictivas.
Sin embargo, también pueden disminuir otras capacidades cognitivas, como la atención y la memoria. Es esencial considerar estos efectos al evaluar el uso de alucinógenos para fines creativos.
Experiencias místicas y estados alterados de conciencia
Muchos usuarios de alucinógenos reportan experiencias místicas, como sensaciones de unidad con el universo o percepciones de estar en otras dimensiones. Estas experiencias están ligadas a las ondas theta en el cerebro, que son oscilaciones neuronales asociadas con estados de relajación profunda y meditación.
Aunque es posible aumentar la actividad de las ondas theta mediante prácticas como la meditación y técnicas de respiración, es poco probable que se logren los mismos efectos que con el uso de alucinógenos. La meditación puede ayudar a reducir la ansiedad y promover la relajación, pero los cambios en la percepción y las alucinaciones visuales y auditivas son característicos de las sustancias psicodélicas.
La importancia del contexto y la mentalidad
El impacto de los alucinógenos depende en gran medida de la mentalidad del individuo y del entorno en el que se consumen. Si el estado de ánimo o el escenario son negativos, pueden dar lugar a una experiencia desagradable o traumática.
Durante el consumo, es común experimentar un aumento en la sugestionabilidad, lo que significa que somos más receptivos a las influencias externas. Por eso, es fundamental estar en un ambiente seguro y confiable, preferiblemente con pocas personas para reducir la posibilidad de paranoia o ansiedad.
Recomendaciones para una experiencia segura
- Contar con un guía: Tener la presencia de alguien experimentado y sobrio puede ayudar a manejar cualquier situación inesperada.
- Entorno adecuado: Un lugar tranquilo y seguro es esencial para minimizar riesgos.
- Mentalidad positiva: Estar en un buen estado de ánimo puede influir significativamente en la experiencia.
- Evitar combinaciones peligrosas: No mezclar alucinógenos con otras sustancias, especialmente medicamentos que afecten la serotonina.
Reflexiones finales
Los alucinógenos son herramientas poderosas que pueden influir profundamente en nuestra percepción y en nuestro cerebro. Como con cualquier herramienta, su efecto depende de cómo y en qué contexto se utilicen. Es esencial abordar este tema con una mente abierta pero crítica, basándonos en la evidencia científica y priorizando siempre nuestra salud y bienestar.
Por motivos legales, este artículo se ofrece únicamente con fines informativos y no debe interpretarse como consejo para consumir ningún tipo de sustancia.
Si querés ver el video completo, te lo dejo a continuación: